Tuesday, February 11, 2014

Familia en construcción: parte 4 - pérdida


El 3 de enero me hicieron las pruebas del primer trimestre, todo iba bien.

El 7 de Enero empecé a sentirme no muy bien. Esta irritada, sensible, no podía comer nada que no fuera fruta y casi no podía dormir. El 9 de enero me desperté angustiada debido a una terrible pesadilla en la cual nuestro bebé nacía sin vida… ya no pude volver a dormir y el malestar general continuaba. Mi marido se levantó temprano esa mañana para llevar a su madre al una consulta médica y me dijo que seguro eran las hormonas y que intentara volver a dormir. Al mediodía empecé a tener pinchazos en la zona del ombligo y la ingle y cómo no podía quedarme sentada en casa salí a caminar con Bilbo (mi perro).

Llamé a mi madre para ver qué tal le iba en Paraguay con mis tíos y ella me dijo que si me sentía rara que vaya al hospital. Cuando mi QE regresó a casa por la tarde al final accedió a ir a la Urgencia del Hospital Quirón para que me vieran. Se suponía que cumplía las 12 semanas de embarazo ese fin de semana.

En la consulta de Urgencia intentaron hacer la ecografía abdominal ya que con 12 semanas debería haber podido ser posible, pero luego de buscar durante un rato sin ver nada decidieron hacerla vía vaginal. Allí ya sabíamos que algo iba mal. Mi QE se puso pálido y tuvo que sentarse mientras la doctora seguía buscando el latido del bebé… pero no había latido.
El bebé medía 8 + 4 semanas. El embarazo se había detenido hacía unos días y el bebé empezó a perder tamaño. Se supone que quizás pasó durante la semana 10. Había tenido un aborto retenido o aborto silencioso.

Mi marido reaccionó mal… yo no sabía cómo reaccionar. Me quedé en blanco. Entumecida. La doctora nos dijo que la pérdida del embarazo durante las primeras 12 semanas es muy frecuente y es hasta considerado algo normal. Nos dijo que un 40-50% de embarazos no evoluciona y termina en el primer trimestre. Nos dijo que ella recomendaba un legrado lo antes posible ya que mi cuerpo aún no se había dado cuenta de que el bebé ya no estaba evolucionando. Yo me seguía sintiendo embarazada, todos los síntomas seguían estando allí: nauseas, dolor de pechos, etc.


La doctora nos dio los formularios de hospital para el ingreso y legrado. Nos dijo que podíamos hacer en cualquier momento, esa misma noche o al día siguiente. 


Regresamos a casa y yo seguía sin reaccionar, es más mi reacción a la noticia fue la de no reaccionar… Pensé sobre ello, traté de racionalizarlo, trate de buscar razones o causas, pero la única razón exterior que podía encontrar era todo el estrés por el que pasé durante las fiestas y los primeros días del año debido a una persona de la familia. Sé que no es posible echar culpas ya que hicimos todo lo que nos dijeron que debíamos hacer, pero sólo puedo pensar que si no hubiera estado tan nerviosa debido a las situaciones a las que nos sometió este familiar las cosas podrían haber sido distintas.

Fuimos al hospital temprano a la mañana siguiente. Me ingresaron a las 10am y me dieron unas pastillas de cytotec para iniciar las contracciones. Al mediodía se iniciaron las contracciones, primero ligeras y en una hora el dolor se hizo fuerte. A las 3:30pm me llevaron a la sala de operaciones y me administraron anestesia general. Me desperté en la sala de recuperaciones en donde una doctora me dijo que la operación fue bien y que removieron el saco entero y que no deberían haber complicaciones.

Me llevaron de nuevo a la habitación y se suponía que me darían el alta esa misma noche, pero sangraba mucho después del legrado por lo que me dejaron en observación por una día más. A la noche del día siguiente finalmente me dieron el alta con una prescripción de ibuprofeno para el dolor y con una cita para chequeo el 23 de enero. Me dijeron que si la cantidad de sangrado no disminuía en unos 3 días que debería volver al hospital.

 Mi QE y mi hermano estuvieron conmigo todo el fin de semana en el hospital. Como mi QE debía volver a trabajar al lunes siguiente, mi hermano pidió tres días libres en el trabajo para poder cuidarme ya que no confiaba en que me quedaría de reposo… me conoce muy bien…

Nuestras familias sabían que había pasado. La familia y algunos amigos nos mandaron mensajes de apoyo y querían venir a verme, pero les dije que no. Les pedí, varias veces,  que me dieran una semana sola para recuperarme. No soy del tipo de persona al que le gusta dar pena, no me gusta que se compadezcan de mí y sinceramente odio que me pregunten repetidamente si estoy bien. Con que me pregunten una vez basta. Y claro que no estaba bien, era evidente. Cuando estoy mal o nerviosa prefiero estar sola para recuperarme.

Mis amigos y mi familia lo entendieron y me dejaron estar. Mi madre que estaba en Paraguay en ese momento quiso dejar todo y volver a España pero le pedí que no lo hiciera y lo comprendió. Pero hubo una persona que no quiso comprenderlo y me impuso su presencia y no me gustó en absoluto. 

Ese era un momento en el que yo necesitaba estar sola y era un momento en el que la persona que importaba era yo, no esa persona. Eran mis sentimientos no eran los suyos, así que esta persona, cuando vino a mi casa, recibió un baño de mal humor de mi parte y sin filtros ni delicadezas le pedí que se marchara. 

No estaba de humor para tener que escuchar las penas y circunstancias que esa persona pasaba esa semana, estaba harta de eso y de que durante todo el tiempo que estuve embarazada esta persona se comportó como una niñata en busca de atención, tratando de ser siempre ella el centro de la atención y dando berrinches cuando no lo era. Así que pudo experimentar mi mal humor sin filtros ni retenes… pero no me arrepiento de ello. No señor.


Escribí esto cuando habían pasado 5 días desde que me hicieron el legrado( hoy es 17 de enero), y en esos 5 días solo lloré una vez. Y lloré de frustración por culpa de esta persona que vino a mi casa y no por lo que pasaba. Lloré porque estaba enojada y no porque estaba triste, y sí que estaba triste.

Lloré porque esa tarde mi mejor amigo y mi QE estaban hablando frente mío acerca del aborto y de la suerte que tuvimos de que no haya sido más tarde, ya que todavía no era un bebé en condiciones y que pronto lo superaríamos. Y esto fue la gota que colmó el vaso ese día. Yo entiendo que fue mejor que fuera a las 12 semanas que a las 20 semanas, pero daba igual ya que ese bebé era muy deseado y muy esperado y daba igual que fueran 12 semanas o más la pérdida estaba allí.

Sé que mi amigo no trataba de lastimarme sino todo lo contrario, trataba de animarme, pero hay ciertas cosas que es mejor no decir. Hay palabras que duelen. Pero solo lloré una vez, y fue de frustración y enojo.

Ya me voy sintiendo mejor. Sigo sangrando pero cada vez menos. Los calambres se pasan con un ibuprofeno. Sigo teniendo problemas para dormir así que me han mandado unas pastillas para dormir y ayudan. Ya no estoy triste pero sigo estando enojada. Sigo estando enojada ya que a mi me criaron para ganar y esto se siente como un fracaso. Y no estoy acostumbrada a fracasar. Soy muy mala perdedora. Sigo estando enojada.

El 23 de enero tenemos cita con la ginecóloga para el control del legrado. En ese mismo día hubiéramos entrado en nuestro segundo trimestre y era la fecha que habíamos elegido para hacer pública nuestra alegría… pensábamos comprarle a Bilbo una camiseta que pusiera “Hermano Mayor”, hacerle una foto y colgarla en Facebook, pero esto no va a pasar por ahora. Una de las razones por la que estoy escribiendo esto ahora es porque hay muchas mujeres que no hablan acerca de situaciones como esta y yo soy una de ellas.

Creo que es peor para una mujer el saber que puede quedarse embarazada y luego sufrir un aborto, que el saber a ciencia cierta que no puedes quedarte embarazada, ya que si sabes que no es posible, es más probable asumirlo y continuar. Sin embargo cuando sabes que puedes pero por alguna razón no puedes llevarlo a término, es descorazonador. Es una montaña rusa emocional, tus emociones están en lo alto cuando te enteras de que estás embarazada y luego caes en picada cuando se acaba repentinamente. Es duro. Es duro para una pareja. Es duro emocional y físicamente. Y después simplemente ya no eres la misma… te queda esa sensación de que algo malo pasa y no sabes qué es.



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